Comunidades cristianas de base del valle sur viven retiro

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Desde Vallenar, Alto del Carmen y Freirina se reunieron en la parroquia San Ambrosio

 

El pasado sábado 1 de junio, dentro del plan anual de trabajo diocesano de las Comunidades Cristianas de Base en el Valle Sur, con el lema del retiro “EN COMUNIDAD, HERMANOS TODOS”, nos encontramos después de mucho tiempo, en la parroquia San Ambrosio.

 

La expositora fue la hermana Marita Barrionuevo, quien desde su espiritualidad nos presentó el Año de la Oración. Con una estructura sencilla nos desplazamos desde un trabajo personal en donde fuimos aprendiendo y descubriendo los tipos de oración, las formas y maneras de orar, hasta reflexionar qué importancia tiene el tomar conciencia de quien está delante: Dios.

 

Luego pasamos al segundo momento. Trabajamos en lo comunitario, SEÑOR, QUE VEA A MI HERMANO, señalando que no es fácil mirar y ver, y que la clave del Sínodo es una Iglesia que escuche y vea. Hoy en las Comunidades Cristinas de Base, debemos tener certeza de que la nueva sociedad no vendrá de “arriba” (de los poderosos) sino de los humildes: mamás, profesionales, vendedores ambulantes, sin importar la condición económica o el grado académico, sino sólo que sepan “ver”, “escuchar” y ser capaces de “bajar” de sus tronos reales o imaginarios para caminar a la par, como el Maestro.

 

Después de compartir un almuerzo comunitario, en el bloque de la tarde hicimos la Adoración al Santísimo, dando con ello término a la jornada, que contó con presencia de todas las parroquias de Vallenar, Alto del Carmen y Freirina.

 

Parte de la reflexión constata que hay en el Evangelio un mirar que supone la atención a las necesidades de los demás. Jesús miraba; y por eso vio la desgracia de la gente, los enfermos, los pecadores, vio el hambre de la multitud, el cansancio de los abatidos, la sonrisa de los niños; aprendió mirando cómo se siembra y cómo crece la semilla, cómo su Madre hacía el pan con esa poderosa levadura cuya pequeñez levantaba toda la masa. Todos nos ubicamos en un lugar psicológico, ideológico, afectivo o espiritual para ver. Cada uno mira la realidad de una manera particular. También la mirada reparadora sobre el mundo y la historia tiene su lugar propio, que va a determinar qué es lo que se ve. Ese lugar es el corazón de Cristo. Se trata de mirar desde el corazón de Dios que está en Jesús. Es una mirada comprensiva, que no tiende a juzgar o condenar, sino a comprender. María miró y vio; por eso hubo vino, y del mejor, en la boda. Ella nos precede en este misterio de mirar el mundo con esperanza, con misericordia. Ella intercede para que nos insertemos en el corazón del Hijo, y desde allí miremos el mundo entero como la casa propia, la humanidad entera como la propia familia. Le pedimos, también, que “vuelva a nosotros esos sus ojos misericordiosos”.

 

CCBs valle sur

domingo, septiembre 15, 2024

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