El pasado domingo 23 de noviembre, el p. Jaime Pizarro celebró en su parroquia, Nuestra Señora de la Esperanza, sus 25 años de sacerdocio. La misa contó con la presencia del obispo diocesano, Mons. Ricardo Morales, y el obispo auxiliar de La Serena, Mons. Enrique Balzán, además de sacerdotes de toda la diócesis.
El mismo padre Jaime presidió la eucaristía. En el momento de la homilía, recordó que desde pequeño se sitió llamado al sacerdocio. Aunque reconoció que en la adolescencia puso obstáculos, finalmente, y ayudado por el discernimiento, respondió a esta llamada del Señor.
Expresó su gratitud porque, tras poner sus propios proyectos en manos del Señor, “me he sentido plenamente realizado, más feliz; creo que no lo habría conseguido sino en este estilo de vida”. Luego compartió un recuerdo del obispo Fernando Ariztía, quien durante el funeral del sacerdote Luis Gil en Vallenar, habló sobre la semilla de trigo que muere y da frutos. “Siento que de verdad esas palabras aplicadas a lo concreto de la vida me han acompañado”. Agradeció a todos quienes acompañaron su vocación: las comunidades parroquiales, las religiosas, los sacerdotes y obispos “que han pastoreado esta Iglesia y que, desde la fe, y más allá de la persona, han sido continuadores de los apóstoles”, mencionado a don Ricardo y a Mons. Balzán, con quien forjara una hermosa amistad cuando ambos eran sacerdotes en el valle norte de la diócesis.
Luego tomó la palabra Mons. Balzán, quien con su habitual alegría entregó su saludo y también el del arzobispo de La Serena, Mons. René Rebolledo. Recordó los buenos momentos compartidos “en el glorioso valle norte”. “Yo le deseo 25 años más, y muchos más, que el Señor le dé una columna de fierro para seguir adelante, mucho sentido de servicio, felicidad y alegría; que el Señor le bendiga, y que dé el premio merecido a sus padres”, concluyó.
Don Ricardo comenzó sus palabras también aludiendo a los papás del padre Jaime, ambos ya fallecidos: “Tus papás deben estar celebrando tus 25 años, ven a su hijo feliz, pleno, realizado; para los papás no hay mayor gozo”, y agradeció al Señor “la generosidad de tus padres, al entregar un hijo a la iglesia y saber que esa entrega dará muchos frutos”.
El obispo quiso destacar, en primer lugar, el servicio y la disponibilidad del p. Jaime, “dispuesto a servir y entregar su vida”. Habló de su entrega, recordando el trabajo hecho tras los aluviones que afectaron la región, y sobre todo Chañaral, donde el sacerdote era párroco. “Siempre disponible para ayudar, para consolar, para acompañar”. Y subrayó su cercanía con las personas. “Eso se hace evidente en ti, y la gente lo reconoce y lo agradece” dijo el obispo. Finalmente, reconoció su testimonio, “porque lo que buscan los jóvenes es testimonio, que es la presencia de Cristo. Oramos por ti y que el Señor nos siga regalando vocaciones tan generosas, entregadas y disponibles como la tuya”.
En la parte final, la senadora Yasna Provoste, una de las personas presentes en la misa, entregó al p. Jaime la Medalla del Senado, como reconocimiento a sus 25 años de sacerdocio y a todo el bien que ha hecho en la región.

