Obispo de Copiapó preside la Liturgia en la Catedral
Una invitación a mirar la cruz “no solo con tristeza sino con gratitud y esperanza” hizo el obispo, Mons. Ricardo Morales, al celebrar la liturgia de la Hora Santa, la tarde del Viernes Santo en la Catedral de Copiapó.
Tras liturgia de la Palabra y la lectura del Evangelio, el obispo comenzó su prédica señalando que el Viernes Santo es un día de silencio y contemplación. “Nos acercamos a la cruz como discípulos; Jesús fue entregado, humillado, coronado de espinas y crucificado. Esto nos revela hasta dónde puede llegar el amor de Dios”. En tono claro y esperanzador, dijo que “el amor ha sido llevado a su plenitud; la redención ha sido realizada”.
El obispo también resaltó la imagen de María a pie de la cruz, llamando a permanecer firmes en el dolor. Señaló distintas situaciones de sufrimiento, tantas veces silencioso, en las que Cristo sigue sufriendo, en quien está atrapado en la droga; en la mujer que cuida a sus hijos en las tomas; en quien trabaja en las parras y vive al día, en quien está encarcelado, en el anciano o el niño abandonado; el que muere en una guerra o está preso en la violencia. Por eso, llamó a ver el dolor de los hermanos, a consolar, a permanecer al pie de la cruz, sabiendo que la última palabra nunca es la muerte, el pecado o la desesperanza.
Adoración de la Cruz
Luego de la Oración Universal, se presentó la figura de Jesús Crucificado para la Adoración. Las personas se acercaron a venerar la imagen sostenida por el diácono Ricardo Rojas.
La Hora Santa es la liturgia que se celebra a la hora en que la tradición indica que falleció Jesús en la cruz. La Hora Santa concluyó con una oración final y la bendición del Obispo, quien invitó a todos los fieles presentes en la Catedral a seguir participando de las celebraciones de la Semana Santa en espíritu de fe y esperanza.